Cubriendo más del 70% de la superficie terrestre, el agua salada es el tipo de agua más abundante en nuestro planeta. Sin embargo, su alta salinidad plantea desafíos únicos cuando se considera para el consumo humano y otros usos. En este artículo, exploraremos las características del agua salada y las tecnologías actuales para su tratamiento.
Comúnmente encontrada en océanos y mares, tiene una alta concentración de sal, generalmente alrededor de 35 gramos por litro.
El agua salada es esencial para la biodiversidad marina y juega un papel crucial en el equilibrio ecológico global.
Debido a su alta salinidad, el agua salada no es apta para el consumo humano directo, riego agrícola convencional o la mayoría de los procesos industriales sin un tratamiento previo.
La ósmosis inversa y la destilación son las tecnologías más comunes para desalinizar el agua salada. Estos procesos eliminan la sal y otros minerales, convirtiendo el agua salada en agua dulce.
El agua desalinizada puede ser utilizada para consumo humano, riego en la agricultura y aplicaciones industriales. La desalinización ofrece una fuente alternativa de agua dulce.
El agua salada, aunque no es directamente utilizable para muchas aplicaciones, representa una vasta reserva de recursos hídricos. Con las tecnologías adecuadas, como la desalinización, puede transformarse en un recurso valioso, contribuyendo significativamente a la seguridad hídrica en todo el mundo.
